Eugenia fue una de las amigas cercanas que acompañó a la modelo en sus últimas horas de vida. Golpeada, relató cómo fueron esos instantes en que la propia Silvina admitía que no soportaba el dolor y pedía partir.
Silvina Luna ya estaba cansada de tanto sufrimiento. Estaba agotada de pelear contra un cuerpo que no le respondía y en sus últimos días le había confesado a su hermano y sus amigas más cercanas que quería irse. Soñaba con reencontrarse con sus padres y terminar con ese padecimiento que arrastraba hacía demasiado tiempo. Antes había sido fuerte, resiliente y optimista, pero ahora se había reconciliado con la idea de partir y en sus últimas horas se preocupaba por dejar todo lo importante en orden.
«Lo único que nos decía es que no dejemos solo a su hermano», contó Eugenia una de las amigas íntimas de la modelo de 43 años que murió este jueves, tras 80 días internada en el Hospital Italiano. Ella estuvo junto a Silvina en sus últimos días y la acompañó en la emotiva despedida. «Sentimos que en algún punto nos iba preparando a todos de a poco. Sabemos muy bien de las ganas de Sil de vivir, de salir adelante, pero a la vez era muy doloroso verla sufrir, porque no podíamos hacer nada”.
La joven contó cómo fueron los últimos tiempos de la modelo, cuando su cuadro de insuficiencia renal y su debilidad fueron agravando su estado de salud. «De a poco la íbamos viendo mal, pero nos decía que estaba bien para no preocuparnos. Se refugió en su trabajo interno, en su camino, pero fue soltando de a poco».
«En este último tiempo de internación no podía moverse, le gustaba que le pusiéramos Luis Miguel de fondo, o con Eze tenían esos momentos a solas de hermanos que miraban películas. Pero no aguantaba más el dolor y era muy fuerte verla así. Directamente se empezó a rendir sabiendo que lo dio todo. Con lo poco que podía hablarnos decía que no aguantaba más y se preguntaba por qué le estaba pasando eso», contó Eugenia y aseguró que Silvina pensaba en sus padres: «El último tiempo nombraba mucho a sus papás, nos decía que la estaban esperando».
DOLOR, AGONÍA Y LA DECISIÓN DE PARTIR
Partida por la tristeza de haber perdido a una amiga demasiado joven, Eugenia también contó lo que se vivió en las últimas horas: «Fueron terribles, su agonía, su dolor, la desesperación de no poder avanzar para salir de ahí. Nos miraba y nos decía ‘la tengo difícil’ y que quería vivir. Pero ya los últimos días, llorando, me dijo que no soportaba más estar en ese cuerpo enfermo: ‘Quiero trascender’, fueron sus palabras».
«Si pedía ver tele, no le poníamos programas que pudieran hablar del tema. Incluso no le contamos la muerte de Mariano Caprarola porque sabíamos cuánto lo quería y cómo podía afectarla».
En cuanto a la entrañable relación de Silvina con su hermano Ezequiel, explicó que el joven lo dio todo por ella: «Era su hermano, su ángel… el amor y el cariño con el que la cuidaba, le daba de comer, es admirable lo que hizo. Todo el tiempo ella preguntaba por él, pero había momentos en que también él tenía que salir de ahí». Y agregó: «Ezequiel perdió a lo más grande que tenía, se desvivía por ella».
El adiós de Silvina: «Fue hermosa su despedida dentro del dolor que sentimos, porque estuvo rodeada de todos sus amigos y su hermano, dándole amor, y de a poco le fueron sacando las asistencias. Se fue yendo con todos nosotros ahí acompañando. Estuvimos todo el día con ella, acompañándola».
A pesar de su juventud Silvina tuvo una vida intensa, plagada de emociones, recorriendo el mundo y lidiando con el gran éxito en los medios. Sin embargo se fue con un sueño que no pudo cumplir: «Su gran sueño era ser mamá. Incluso pensó en subrogar un vientre para fecundar los óvulos que había guardado cuando estuvo bien de salud».
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