Organizó una movida solidaria para una jubilada y se dispararon los conflictos

Problemas con la AFIP y con la beneficiaria de la colecta fueron el resultado del accionar de una mujer.

La historia se hizo pública cuando Ana Díaz, de 79 años, contó en televisión que le aumentaron de $80.000 a $170.000 el alquiler del departamento en el que vivía en la ciudad de Córdoba.

Al percibir ingresos de $ 240.000 entre su jubilación mínima y la pensión de su marido, afirmó que se le hacía imposible pagar y por lo que no podía pagar esa suma.

Ana señaló que, tras dejar la vivienda, iría a la terminal de ómnibus para resguardarse de las lluvias y tener un lugar en donde dormir.

El relato estremeció a Agostina Salado, vecina del mismo edificio, quien mandó al whatsapp un flyer organizando, con su alias bancario, una colecta solidaria para la jubilada.

La iniciativa se viralizó y solo en 72 horas ya se habían recaudado 10 millones de peso. Un día después los aportes llegaron a $ 18.000.000.

«Yo no entendía nada, no podía creer lo que estaba pasando y me asusté un poco, porque ese monto con tamaña cantidad de ceros jamás lo había visto en una cuenta mía. Tuve que pedir por favor que no transfirieran más», explicó Agostina a Clarín.

Salado trabaja de niñera, limpia casas y gana unos $120.000 mensuales. Vive con su novio, entre ambos juntan ingresos por $ 285.000 y pagan un alquiler de $ 110.000.

«Imaginate lo que es ver en mi cuenta 18 millones de pesos, te juro que te quita el sueño», sostuvo Agostina, quien se encontró con algunos problemas legales: «Fui a la AFIP, conté lo que había ocurrido con la colecta y me dijeron que había cometido un grave error en ofrecer mi cuenta de Mercado Pago para una causa solidaria, ya que podría tener consecuencias fiscales o tributarias ante semejante cifra. Y me recomendaron que consultara con un abogado».

A raíz de ello, buscó asesoría, pero esa demora hizo que comenzaran los reclamos de parte de Ana para que le enviara el dinero. «Me empezó a reclamar el dinero, me insistía y presionaba, sin entender por qué -legalmente- no se lo podía transferir», señaló.

De acuerdo con Salado, la actitud de la jubilada cambió, se mudó de manera temporaria a un departamento en el mismo edificio, se aisló y no respondió más mensajes.

«Se puso intensa, pero con la ayuda de Pablo, mi pareja, intenté serenarme, no entrar en el apuro de Ana y fui haciendo las cosas como correspondía. Conseguí un abogado, le expliqué toda la situación y me dijo que tenía que acreditar que el dinero recibido pertenecía a donaciones y que yo debía hacer la transferencia a Ana ante escribano público. Todo esto se lo expliqué a ella, que no me creía y su trato hacia mí había cambiado notoriamente», detalló Agostina.

En tanto, la jubilada -que también habló con Clarín- expresó su malestar: «Estoy re mal. Me juntaron dinero de todos lados y no me lo quieren dar, por eso puse a una abogada. Ahora estoy en un lugar provisorio, pero me parece que me mudaré por seguridad».

Tras las idas y vueltas, las transferencias de Agostina a Ana comenzaron el jueves pasdo, ante escribana y con prints de pantalla como comprobantes oficiales y firma de actas.

Esos movimientos finalizarán hoy y debieron hacerse en tandas «porque la cuenta de Mercado Pago tiene un monto límite de 4,5 millones de pesos diarios», explicó Vladimir Yzet, abogado de Agostina.

«Esperemos que la señora (Ana) tenga un gesto hacia Agostina, porque sin su iniciativa hoy probablemente estaría en la calle», añadió la letrada.

Por su parte, Salado remarcó: «Yo no toqué un centavo, no me pertenece nada y actué correctamente. Gente conocida me decía por qué no había agarrado algo. Yo tengo la esperanza de que Ana tenga un gesto, pero está muy distante, enojada, no entiendo por qué, apenas si me saluda cuando me la encuentro en la escribanía».

Foto: Clarín

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