Comenzó el juicio para determinar la pena contra un joven que mató a su tío

Inició el debate de cesura donde se fijará el monto de la pena para el imputado de 19 años, que ya fue declarado culpable por el crimen de Víctor Oscar Morales. El MPF pretende cinco años de prisión, teniendo en cuenta la “historia de violencia, dolor y angustia” que sufrió el imputado.

En la mañana de este lunes 26 de agosto comenzó el juicio de cesura en el marco de la causa por el asesinato de Víctor Oscar Morales (49), ocurrido durante la noche del 27 de marzo de este año en inmediaciones de la Sociedad Rural, sobre calle Frías Silva primera cuadra, en la comuna de San José (departamento Yerba Buena). Hace dos meses, mediante un convenio de juicio abreviado, las partes acordaron la responsabilidad penal del único imputado, Félix Lautaro Valentín Morales (19), sobrino de la víctima. Ahora, en esta segunda fase, se debatirá la individualización de la pena por el delito de homicidio simple en calidad de autor.


En cuanto a la teoría del caso, la misma sostiene que, alrededor de las 22:55 horas, la víctima caminaba por la mencionada calle y su sobrino también iba a pie junto a un amigo por la vereda de enfrente. El imputado se cruzó hacia la acera donde estaba su tío y, con el propósito de quitarle la vida y utilizando un arma blanca, le provocó múltiples heridas en su cuerpo, de las cuales cuatro fueron penetrantes: una en el cuello, dos en el tórax y otra en la espalda. Estas lesiones le causaron su fallecimiento en el lugar. Luego, el agresor se dio a la fuga por la avenida Camino del Perú, hacia el sur.

“Una historia de violencia, dolor y angustia”

La causa estuvo a cargo de la Unidad Fiscal de Homicidios II, que lidera Carlos Sale. Siguiendo sus instrucciones, es el auxiliar de fiscal Miguel Fernández quien lo representa en estas audiencias.
“Este conflicto es uno de los más difíciles que me tocó en mi escueta carrera, no solamente por las condiciones personales del imputado, sino también por la dinámica familiar. No hay un integrante de la Fiscalía que no se haya conmovido por esta causa”, expresó Fernández en su alegato de apertura.


“Hay una historia de violencia, dolor y angustia”, continuó el investigador y añadió: “Si bien el hecho es violento, cuando empezamos a completar la mirada y no nos quedamos solamente con una foto, podemos empezar a tener esta valentía de flexibilizar nuestras ideas. Entendemos que, en este caso, la escala prevista en abstracto (8 a 25 años) es desproporcionada de lo que fue la conflictividad”.
En ese sentido, el auxiliar de fiscal consideró: “En estas jornadas, estamos en condiciones de poner en crisis la conveniencia y la legitimidad de ese monto punitivo. Por lo tanto, la pena que vamos a proponer es de cinco años de prisión”.

“Una bomba de tiempo”

Continuando con su alegato, Fernández afirmó que “si bien es una historia trágica del imputado, entendemos que no ha cometido un error, sino un delito. Y a los delitos en una sociedad civilizada, se los sanciona y se los repara”.


“Estamos ante una situación excepcional. Era imposible no ver el contexto o la historia de violencia que había sufrido el imputado, que de alguna manera lo empujó o fue la bomba de tiempo que explotó aquel 27 de marzo”, concluyó el representante del Ministerio Público Fiscal, que aportará la declaración de cuatro testigos, entre ellos una tía y un primo del imputado.


Por su parte, la defensa técnica también solicitó que se imponga una sanción de cinco años de cárcel. “No vamos a justificar el hecho, sino tratar de comprender cuál es la situación que lo llevó a Valentín a ese punto”, manifestó la abogada de la defensoría oficial. “No tenía una vida normal. Hace unos años perdió a su madre (cáncer de mama). Quedó viviendo con su abuela, tío (Víctor Morales), tía y hermanos, quienes luego se fueron uno por uno”, indicó.


“Tenía terror por su tío, no podía dormir, no podía descansar. No tenía paz. Pidió ayuda a gritos. Ayuda a sus familiares, que lo lleven de esa casa; a un amigo, a quien le contaba sobre el acoso que sufría de parte de su tío; y pidió ayuda en la escuela”, reveló la letrada. Y concluyó: “No buscamos minimizar la gravedad de sus acciones. Si no que venimos a pedirle que considere no sólo el acto en sí, sino también las circunstancias que llevaron a este joven a ese punto de quiebre”.

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