En la historia de María Pérez se refleja la situación de cientos de mujeres en el mundo que luchan contra el cáncer de mama. Sin bajar los brazos, cuenta acerca de su enfermedad, sus altibajos, y cómo el Banco de Pelucas de la provincia pasó a formar parte de su terapia. Su camino recorrido y agradecimientos.
“Cuando me enteré que mi pelo se iba a caer debido al diagnóstico de cáncer de mama, no me encontraba capaz de salir a la calle. Sin embargo, mi forma de ver las cosas cambió; me enteré que había un Banco de Pelucas en Tucumán, que ayudaba a personas como yo. Ellos me atendieron muy bien, me prestaron la peluca y me dieron mucho ánimo para salir a la calle”, recuerda la mujer.
Tras probar su nuevo estilo y ver que le hacía bien, comentó a las demás pacientes con las que compartía sesiones de quimioterapia para que pudieran pedir sus pelucas y sumarse.
“Hoy, gracias a Dios, vengo a devolver mi peluca. Mi pelo está creciendo y estoy muy emocionada. Ahora la vengo a devolver para que la presten a otras mujeres que la necesitan. Esta peluca tuvo una gran importancia en mi vida, la usé seis meses. Me hizo sentirme capaz de afrontar lo que me está pasando. Con la quimioterapia perdí mi pelo totalmente y esto me ayudó a salir de nuevo a la calle”, reflexiona e invita a otras mujeres y niñas que estén pasando por lo mismo, a no rendirse y mirar la vida con esperanza.
Cómo acceder al servicio
Augusto Cortéz, responsable del Banco de Pelucas del SIPROSA, explica que todos los meses se trabaja arduamente con diferentes hospitales de la provincia y la Maternidad Nuestra Señora de Las Mercedes.
Asimismo, recuerda a la población que los postizos se pueden elaborar gracias a la donación voluntaria de cientos de personas que se suman a la causa. Para ello, realizan operativos rotativos en plazas de la provincia, pero quienes deseen colaborar pueden dirigirse a calle Italia 1919 (San Miguel de Tucumán) de lunes a viernes de 8 a 13 horas.
“Entregamos la peluca de forma gratuita, para niños y adultos. María se acercó esta mañana, fue paciente de nosotros, estuvo en recuperación de quimioterapia. Vino a devolverla y agradecernos. Una vez que la paciente, después de los seis meses termina su tratamiento, la devuelve al taller y la volvemos a reutilizar”, termina.